ERICH FROMM: Ética humanista frente a ética autoritaria (1946)
Antes de abordar la ética humanista y la ética autoritaria, Fromm establece una diferencia entre la «autoridad racional» (compatible con la ética humanista) y la «autoridad irracional» (en la que se basa la ética autoritaria) para aclarar que, según su opinión, no toda la autoridad es negativa o ha de desembocar en autoritarismo. Partiendo de dichas premisas y reflexionando sobre la forma de elaborar unas normas objetivas por las que bien podría guiarse el comportamiento humano, el psicoanalista alemán indica que estas deberían basarse en los principios que rigen la ética humanista. La realidad actual, no obstante, muestra lo contrario. Los criterios que definen la virtud y el pecado hoy en día se basan en gran parte en los principios de la ética autoritaria, que se ha impuesto en el mundo de una forma aplastante, dificultando la plena realización del ser humano e incluso su capacidad para discernir lo que es bueno o malo según su propio criterio. El sistema imperante —al que se debería someter a un análisis crítico— disfraza como «bueno para todos» aquello que, en realidad, beneficia principalmente a la autoridad.